jueves, 6 de noviembre de 2014

MADRUGARLE A LA MUERTE


José de Jesús Vázquez Hernández  
A propósito del día de muertos que acaba de pasar, una persona preguntó que había que hacer para no temerle a la muerte y morir feliz, y no faltó quien le contestara que una manera de lograr lo anterior, sería madrugarle a la muerte, primero, contemplándola como una esperanza de paso a otra vida y segundo tomando las medidas convenientes para prevenir futuros conflictos.  
Por supuesto, antes que nada debemos reflexionar que cuando morimos, nos van a sepultar como nacimos, sin nada, nada nos vamos a llevar, por lo tanto cualquier cosa de las que actualmente poseemos, ya sea bienes muebles o inmueble o simples cosas que vamos a dejar al partir, van a ser objeto de acuerdos o desacuerdos en caso de no dejar voluntad expresa.  
En nuestra experiencia tenemos imágenes de familias que se han dividido o  peleado, a veces con consecuencias funestas, por algún bien material que fue propiedad de la persona fallecida sin haber tomado medidas para evitarlo, ya a través de un testamento por escrito ante notario, donde de manera personal y capaz para ello, dispone de sus bienes y derechos para después de su muerte.  
En otra ocasión alguien comentó, que su papá les había escriturado en vida, dejando para sí el usufructo, con base en un escrito de puño y letra tanto de su papá como de su mamá y firmado ante testigos, aclarando en él detalladamente cómo y con quién debían quedar las cosas después de su partida, lo que había mantenido unida a su familia.  
Seguramente no importa lo rico o pobre que seamos, todos tenemos algo que vamos a dejar, hasta deudas y obligaciones, pero lo importante es prever que eso poco o mucho que no nos vamos a llevar, no origine conflicto, considerando que el testamento se puede revocar o modificar y que las cosas señaladas en él pueden ser grabadas o vendidas por el testador mientras viva 
Estas medidas además de llevar una vida sana, aprovechando todo lo que Dios nos da, sin abusar, por lo general suelen alejar por algún tiempo a esa muerte que no deja títere con cabeza, pues tarde que temprano se asomará a la ventana primero y en seguida entrará triunfante por la puerta principal y lo mejor será que nos agarre preparados o como luego se dice, confesados.  
En estos días de todos los santos y de los fieles difuntos, vemos a nuestro alrededor múltiples costumbres de celebrar, ya con altares de muertos donde se recuerda a nuestros seres queridos, bellamente adornados con papel de diferentes colores, veladoras, calaveras de dulce, y no falta a veces alguna bebida o comida del gusto del difunto.  
En estos días no puede faltar, La catrina de José Guadalupe Posada (Aguascalientes 1852; México 1913) creada por su autor como la Calavera Garbancera, pero bautizada por Diego Rivera como La catrina, lleva ya más de cien años influyendo en la celebración del día de los muertos por su ingenio para pintar imágenes populares sobre la muerte.  
Es importante pues, tomar en cuenta que madrugarle a la muerte, nos puede ahorrar algunos años de pena y no olvidemos que es un tema de estudio, toda vez que de acuerdo con Posada, La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera. 
Noviembre 5/2014. 

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