José de Jesús Vázquez Hernández
La migración de niños solos o acompañados de México y Centroamérica de paso hacia los Estados Unidos, es un fenómeno humano que ha crecido en los últimos años, al que se le ha dado un seguimiento reciente en los medios y ha puesto en evidencia el grave problema que afecta y origina que estos niños y jóvenes migrantes salgan en bandadas a otro país.
La humanidad siempre ha estado en movimiento, diferentes grupos sociales se han desplazado de una región a otra en busca de mejores oportunidades o a veces en plan de aventura y es así como se han conformado las diferentes poblaciones, sin embargo el aumento niños que se trasladan desde diversas regiones hacia la Unión Americana, merece ser analizado.
De acuerdo con los analistas, el mayor número de estos niños que son detenidos tanto en México como en Estados Unidos, proviene del país de Honduras, quien se ha visto amenazado por fenómenos naturales como los tornados y los humanos de la inseguridad y violencia a quienes se les unen otros niños de naciones en su mayoría de América Latina y México.
Además de la pobreza, la violencia y la inseguridad que arrastran y viven con sus familias, se adhieren las extorsiones y amenazas del crimen y bandas organizadas que crean un ambiente difícil de asimilar, de tal manera que estos niños prefieren correr el riesgo que implica su ventura, que seguir soportando las dificultades de origen.
Dicen igualmente que hay bandas de delincuentes o polleros que con tal de fomentar su negocio, han sembrado el rumor de que los niños que tienen familia en los Estados Unidos, una vez que cruzan la frontera son llevados con ella, algo que no coincide con las autoridades de ese país, quienes ahora buscan involucrar a los países de origen en este grave problema.
Un problema que inicia en diferentes regiones ahora se incrementa, cuando varios de ellos son detenidos y concentrados en refugios provisionales, que hacen las veces de cárceles, donde resulta ya alarmante atender a tan gran cantidad de estos niños y jovencitos por las autoridades tanto de Estados Unidos como de México.
Antes que afectar un derecho que viene a ser la migración, el paso libre dentro de sus fronteras o de un país a otro por diferentes razones, se debe atender la causa que origina el efecto, como son entre otras, la búsqueda de mejoras económicas y sociales que no encuentran en las zonas donde residen, o el medio ambiente de inseguridad, desigualdad y violencia no les favorece.
Allí es donde las autoridades deben poner el dedo, combatiendo no solo los efectos, sino también las causas, pues bien se sabe que el refuerzo de las fronteras y el atender dignamente a estos niños agrupados en magnos hacinamientos o en jaula de oro, puede ser una buena medida, pero en caso de no mejorar las condiciones que originan el efecto seguirá.
Ante tan clara expresión de las condiciones en que viven una gran diversidad de personas, las autoridades y la sociedad, no podemos ser insensibles ante este fenómeno creciente que inquieta con mayor grado a los lugareños y poblaciones aledañas al paso de estas personas, que permanecen en ellas, mientras continúan en busca del sueño americano, de su familia o de un mayor bienestar.
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