El Arzobispo Metropolitano, Don Rafael Romo Muñoz, al
igual que todos los obispos mexicanos, se reunieron el martes 15 de julio con
el Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolin en la sede de
la Conferencia del Episcopado Mexicano, en el Estado de México. Y concelebraron
juntos una eucaristía en la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe.
“Todos los obispos
de México fuimos también invitados a podernos encontrar con él (Cardenal Pietro
Parolin) puesto que él es el segundo del Papa dentro de lo que es la vida de
Iglesia, él es un cardenal”, dijo el Arzobispo.
Explicó que el Papa tiene dos responsabilidades
grandes:
1).- Una que es la fundamental como Papa, como sucesor de Pedro en la
Iglesia, conducir la Iglesia como una institución de encuentro entre el ser
humano y Dios, y tiene a su brazo derecho que le ayuda en toda la doctrina de
la fe.
2).- Pero también tiene otro brazo, que es el brazo político. El
Vaticano por la historia ha quedado constituido como un estado político. El
Papa en primer lugar es jefe de la Iglesia, pero también jefe de un estado que
es El Vaticano.
Aclaró que el estado de El Vaticano es una extensión
muy pequeña y lo comparó con el Parque Morelos. Pero lo sobresaliente es que es
el estado con más relaciones diplomáticas en el mundo.
“Es el que puede entrar en relación con todos los
países porque naturalmente la Iglesia si se mantiene con un pensamiento
doctrinal que de alguna manera también se puede decir ideológica, pero que no
cambia porque la Iglesia va a lo que es la profundidad de la verdad y la fe”,
comentó Mons. Romo Muñoz.
Recordó que México tiene relaciones diplomáticas con
la Santa Sede hace apenas 22 años, ya que anteriormente la Iglesia no tenía
personalidad jurídica en nuestro país.
El lunes 14 de julio el Cardenal Parolin participó en
el Coloquio México-Santa Sede sobre migración y desarrollo, con la Secretaría
de Relaciones Exteriores.
“Uno de los puntos clave será el aspecto migratorio.
Al Papa le importa muchísimo, y ahora también Estados Unidos con esta situación
tan crítica de los niños migrantes”, enfatizó el Arzobispo.
E invitó a que oremos por la Iglesia para que sea en
el mundo lo que debe ser, y valiéndose del Evangelio realice su obra salvadora.
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