José de Jesús Vázquez Hernández
Como cada año, el doce de octubre, después de visitar infinidad de comunidades parroquiales, regresa la Virgen peregrina de Zapopan a su Santuario, acompañada por una multitud de fieles que la vitorean, le cantan alabanzas, le suplican, le agradecen favores, durante su recorrido de la catedral metropolitana hasta su residencia en la basílica de Zapopan.
Esta imagen tan venerada junto con la Virgen de Guadalupe, la de San Juan de lo Lagos y la de Talpa, son también un imán turístico al atraer a sus santuarios fieles devotos de diferentes entidades, realidad que debe ser valorada en todas sus dimensiones.
Pero qué tiene esta imagen de 35 centímetros, hecha en Pátzcuaro, Michoacán de caña de maíz y dejada aquí en 1541 por fray Antonio de Segovia, conocida como la Inmaculada Concepción, o de la Expectación, de rostro tierno y ovalado que mueve tantos corazones.
De acuerdo con el Órgano Informativo de la Virgen de Zapopan, esta imagen además de la gran devoción de los numerosos fieles de toda la República, ha recibido a la par durante su estancia en esta ciudad metrópoli una gran cantidad de títulos y reconocimientos, tanto por las autoridades civiles como eclesiásticas.
Su primer reconocimiento se lo hizo el mismo fray Antonio de Segovia en 1541, al identificarla como la “Pacificadora”, por haber intervenido en la pacificación de los naturales de la región del Mixtón.
En 1655, el señor obispo don Juan Ruiz Colmenero le otorgó el reconocimiento de “Taumaturga” (milagrosa), por los favores realizados en pro de los enfermos, afectados por las epidemias.
En noviembre de 1734, fue declarada “Patrona y abogada de la ciudad de Guadalajara contra tempestades, rayos y epidemias”.
Así mismo, el 15 de septiembre de 1821, con acuerdo de las autoridades civiles y militares, fue nombrada “Generala de las Armas del Ejército Trigarante de la Nueva Galicia”, por el obispo Juan Ruiz de Cabañas, nombramientos ratificados por el general Blancarte en 1852 y en 1894 por el Congreso del Estado y el gobernador Luis del Carmen Curiel.
El 21 de junio de 1823, se le otorgó el título de “Generala y protectora del Estado libre y soberano de Jalisco”. Después de algunos años nuevamente en enero
de 1921, el señor arzobispo don Francisco Orozco y Jiménez, la proclamó
y coronó como “Reina de Jalisco” en la catedral de Guadalajara.
En febrero de 1934, fue reconocida “Patrona de la Provincia de los Santos Francisco y Santiago”
Se le dio el Título de “Madre de la ciudad de Guadalajara”, el día 1º de marzo de 1942, por la conmemoración de los 400 años de la fundación de Guadalajara y se le entregaron las llaves de la ciudad. La celebración fue presidida por el Emmo. Sr. Cardenal José Garibi Rivera, Arzobispo de Guadalajara y estuvo presente el V. Cabildo Catedralicio.
El 30 de enero de 1979, el Papa Juan Pablo II, la llamó Estrella de la Evangelización”. Por último, por si algo le falta fue coronada solemnemente en el atrio de la parroquia de San Francisco de Asís “Reina del Lago de Chapala” del vaso lacustre, el 12 de julio del 2009.
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