José de Jesús Vázquez Hernández
Suele decirse que los jóvenes son el futuro de México, tal vez pensando en que cuando sean adultos mayores, se incrustarán con responsabilidad y valores a la sociedad con todo su vigor, participando en
todas las actividades tendientes al desarrollo socio económico,
cultural, político y deportivo, pero ¿por qué no decir que también son
el presente? Ya que se trata más de un compromiso de conciencia, que de la edad.
Desde hace un año que los jóvenes de España conformaron un movimiento ciudadano que dieron en llamar “Los indignados”, sistematizado por una serie de protestas pacíficas en contra de los malos políticos y los abusos del capitalismo, con el propósito
de promover una democracia más participativa y una auténtica división
de poderes, pero independiente de la influencia de los partidos y demás corporaciones sindicales y de poder.
Este movimiento de jóvenes españoles fue rompiendo fronteras y se extendió a otros países, y México no podía quedar impune a la influencia de este movimiento de los indignados, expresando su irritación, primero
con protestas, ahora con sus asambleas populares abiertas en plazas
públicas con una estructura basada en diferentes comisiones.
En el caso de nuestro país y de América Latina, podemos englobar el problema de los jóvenes en las palabras de Samuel Moncada, ministro de Educación Superior en Venezuela, que: “…sostuvo
que las transformaciones políticas, económicas y socioculturales
postergadas por la expoliación imperialista han afectado sobremanera a
los jóvenes. Son quienes se enfrentan en mayor desventaja a los desafíos
sociales actuales. Consideró, que
esos fenómenos desalentadores, como los niveles de desempleo y
subempleo, sobre todo en América Latina, han ido en aumento a la par de
otros conflictos asociados a la pobreza, analfabetismo, salud, el SIDA y
el tráfico de drogas”.
Ante
el reto que les espera, los jóvenes reunidos en las diferentes
asambleas mundiales, se han dado cuenta que de ellos depende encontrar
la forma de solucionar sus problemas para mejorar su presente y prever
el futuro, sobre todo tratando de romper los paradigmas de la sociedad,
que les impide una mayor participación en la planeación y solución de
sus dificultades.
Estos movimientos de los jóvenes parecen ser esperanzadores de un futuro más halagador, el
hecho que dejen de ser solo el futuro y se interesen por el presente,
sin duda pronto verán sus efectos, como comienzan a mostrarse a través
del movimiento “yo soy 132” cuyo mensaje se refleja en diferentes
manifestaciones apolíticas y pacíficas, como deben de ser todas.
El objetivo, propuesto
del movimiento, es alentador para toda la sociedad: “el dejar de lado,
lo que nos hace diferentes y exaltar lo que nos une…” es un principio
que debe prevalecer en todas las actividades de los seres humanos que
aspiran a vivir libre, pacífica y democráticamente.
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