Lic. J. Jesus Vázquez H. |
José de Jesús
Vázquez Hernández
A propósito del día de los maestros, el aforismo latino, magister dixit, era un término utilizado
desde la Antigua Grecia cuando Aristóteles y otros sabios como Euclides o
Parménides eran citados para poner fin a una discusión o a una cuestión ya
tratada por ellos y tenida como cierta, pues una vez que se acudía al magíster
dixit, había poco o nada que agregar, dada su autoridad.
En la Edad Media, la doctrina filosófica teológica de los
escolásticos iniciada por Santo Tomás con base en la obra de Aristóteles, era
frecuente la utilización del mismo aforismo,
para afianzar sus argumentos bastaba decir el maestro lo ha dicho, y su
autoridad se imponía o igual se aplicaba por la Iglesia Católica, cuando se
decía Roma locuta, causa finita, Roma
ha hablado, la cuestión está terminada.
Este término ha perdido la aplicación que solía atribuírsele,
ahora se escuchan otras opiniones que antes era difícil expresar, además de su
utilización irónica para objetar a
quienes suponen tener siempre la razón, aunado a los tiempos actuales en que
los maestros se han visto envueltos en marchas, protestas, plantones, pintas y
no faltan una serie de daños causados a oficinas públicas y bienes de
particulares.
En ese contexto, donde abundan los buenos, los regulares y
los malos maestros, mentores, docentes con vocación o sin vocación o como se
les llame, muchas cosas han pasado, una de ellas que considero de las más
graves es el deterioro de autoridad moral, aunque no es el único sector
involucrado, tal vez por la propagación abundante de las malas noticias a
través de los medios, donde poco se dice de los buenos ejemplos del gran número
de ellos.
Recuerdo algunos comentarios de mi padre y de mi tío
Alfredo, originarios de una ranchería denominada La tuna, ubicada en Los Altos
de Jalisco, en los años de la Revolución, cuando asistir a la escuela era
verdaderamente un privilegio, cómo elogiaban al único maestro que habían tenido
por su entrega y capacidad para enseñarles y no era poco lo que sabían.
En la actualidad, las autoridades destinan a la educación
cada vez más recursos y parece que a cambio se recibe menos calidad, de hecho
las encuestas no le otorgan a México en este rubro en buen lugar, hay mucho que
trabajar para mejorar la calidad de la educación en México y junto con los
padres los maestros tienen una gran tarea que realizar.
Aunado a lo anterior, la Universidad de Guadalajara que
tiene como fin primario la educación e instrucción de la mayoría de los
jóvenes, también ha sufrido el desgaste moral y económico por la desviación del
fin primario al invertir en el futbol profesional y que con la caída de los
Leones Negros a la división de Ascenso su inversión de devaluó, dejando drogas
por cubrir, qué sigue ahora.
En ese entorno y ante la realidad que vivimos, vemos en los
mentores un sector fuerte que lucha por defender sus derechos, pero también
habría que fortalecer e insistir sobre sus obligaciones para que regrese algún
día esa calidad y autoridad que solían tener sus antecesores, como Justo Sierra
y pronto podamos refrendar la confiabilidad de magister dixit.
Mayo 16/2015
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