José de Jesús Vázquez Hernández
En estos días se ha venido comentando bastante en los diferentes medios sobre la partida de gastos especiales para las casas de enlace de nuestros flamantes diputados, a quienes se les exigía rendir cuentas del destino dado a los mismos con base en la ley y reglamento interno que ellos mismos habían aprobado, pero las cosas no les cuadraban.
Dado que la ley exige a todos los funcionarios y dependencias que reciban dinero proveniente del pago de nuestros impuestos están obligados no solo transparentar, es decir como y en qué gastan el dinero, sino a hacerlo para los fines a que está destinado, hacer esto les resultó bastante difícil de cumplir y prefirieron derogar tal enmienda reguladora de las casas de enlace.
Este hecho me recuerda a aquel padrecito cuyo comportamiento nos era el adecuado y cuando subía al púlpito a predicar, su calidad moral no le permitía dirigirse con solvencia a sus feligreses, de tal manera que al término de su prédica mejor les apuntaba: “hagan lo que les digo, pero no lo que hago”.
Esta actitud de algunos diputados se acerca al ejemplo anterior, pues prefirieron, aunque no se les vio muy convencidos, de renunciar a esa prórroga que rendir y transparentar el uso que le daban a esos noventa y tantos mil pesos mensuales que bien pueden servir para solucionar un cúmulo de necesidades en cada renglón que se le busque.
Si bien es cierto que algunos diputados si tenían casas de enlace, también es verdad que no todos las usaban para el fin encomendado, ni los recursos económicos ni materiales se aplicaban al desarrollo de las funciones legislativas que ellos mismos especifican en el reglamento, donde especifican algunos rubros donde se deben utilizar.
La presión de la ciudadanía fue decisiva para cuestionar primero la aprobación de una partida tan costosa que acrecienta el pesado gasto desde hace tres Legislaturas cuando su aprobación, que incrementaban sus emolumentos a costa del sacrificio de sus representados que cada vez les imponen mayores cargas impositivas.
Hay algunas situaciones que se deben analizar, si es conveniente que haya casas de enlace; después que todos los diputados las tengan, aun los plurinominales o aquellos que son designados por los partidos y no por los ciudadanos y además si es necesario que existan en cada Distrito o solo en algunas regiones lejanas o donde ya existen secciones debidamente reconocidas.
Lo importante que hay que destacar es que bien o mal, por lo pronto algunos diputados, esperamos que todos, han establecido que renuncian a esta prerrogativa, esperamos que no se arrepientan, ahora falta darles un destino eficiente a tales asignaciones y esperar que no prediquen solo con la palabra como el padrecito, recordemos que la palabra convence, pero ejemplo arrastra.
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