José de Jesús Vázquez
Hernández
Después de estos días de solaz para un gran conglomerado
de estudiantes, burócratas, dependencias
descentralizadas, y una buena parte de obreros y empleados de la iniciativa
privada, me parece oportuno traer a colación el adagio que dice “renovarse o
morir”, pues parece que es lo que requerimos actualmente, renovarnos, para no
morir de tedio, incredulidad, rabia, monotonía o a manos de ejecutores como los
policías acribilladlos recientemente en nuestro Estado.
Seguramente esa renovación debe comenzar al mismo tiempo
en todos lados, en la familia, en la sociedad y de manera especial en las altas
cúpulas del gobierno o grupos de poder que con sus acciones afectan el
desarrollo de la población que carece de lo indispensable, mientras otros y
otras despilfarran y gastan en abundancia en negocios del extranjero.
Hace algunos meses el obispo Raúl Vera, propuso, que “si queremos
tener éxito, debemos ser muchas y muchos quienes nos comprometamos a caminar
junto a los distintos sectores que sustentan toda la vida del país”, además
planteo la posibilidad de integrar un eje aglutinador de todo, que se puede
llamar un Congreso Constituyente Alternativo.
Todo ello con el fin de diseñar la ruta para llegar a lo
que queremos que sea nuestra nación, pero el camino mismo ha de entenderse como
la gestación de escenarios diferentes, en el seno de las familias, en los
barrios de las ciudades, en las colonias, en los ambientes de trabajo, en las rancherías,
en los parajes, en un contexto donde se garantice la conformación de personas
con calidad ciudadana, gestoras del país que deseamos ser, nos dice.
Ante las circunstancias que se ventilan en el país y
analizando la marcha de los pueblos, de las gentes, de nuestros gobernantes, de
las leyes que nos rigen, particularmente nuestra constitución, seguramente
sería una buena determinación llevar a cabo una sana revisión de ella y de una
buena vez acabar con tanto parche y plantear una nueva constitución, que provea
las condiciones requeridas para el país que todos deseamos.
Una que acabe con tanta legalidad y aporte más justicia,
pues una mayoría de quienes nos gobiernan mientras se amparan en la legalidad,
cometen un sinnúmero de abusos, violando normas reglamentarias, ya sea al amparo
del fuero, de los partidos políticos, u ostentando influyentismo, cuando
deberían ser los primeros en poner el buen ejemplo.
Los sucesos actuales que han manchado la imagen del país,
al desaparecer a tantas personas o quitando la vida a gran número de
funcionarios públicos y más recientemente a varios policías que salvo algunos,
arriesgan la vida para proteger la nuestra, es muy lamentable y aun peor es lo
que refleja una sociedad que aparenta importarle poco lo que sucede a su
alrededor.
Creo que antes de que se enfrié más esa actitud de falta
de humanismo ante los problemas que nos aquejan, se actualice la vigencia del
axioma de renovarse o morir, bien aplicaría tomar las medidas que realmente
recuperen la confianza y credibilidad de quienes nos gobiernan o pretenden
gobernarnos a partir de las próximas elecciones y todos mejoremos para el
bienestar de toda la sociedad.
Abril 11/2015
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