jueves, 27 de octubre de 2011

JUAN PABLO II "ME VOY, PERO NO VOY…"


José de Jesús Vázquez Hernández
A propósito de las reliquias de Juan Pablo II que nos visitan estos días, me viene a la mente aquella frase que nos llenó de satisfacción a los mexicanos por lo que representa, cuando en una de sus visitas se despidió de la siguiente manera: “Me voy, pero no voy, porque aunque me voy, en tu corazón me quedo”.
Parece que ese deseo de permanecer en el corazón de los mexicanos, es real, su presencia se manifiesta por medio de las reliquias que recorren los diferentes caminos y poblaciones de México, como lo hacía en vida en cada una de sus históricas visitas.
Un comunicado del Vaticano y del Arzobispado de Guadalajara, enviado con motivo de las reliquias que nos visitan, con el fin de orientar a la feligresía sobre su significado, señala que, el culto de las reliquias de los santos, como el de sus imágenes se llama relativo, porque no se venera materialmente la imagen, el trozo de hueso o la prenda, sino a aquél a quien pertenece. En el caso particular a Juan Pablo II.
Las reliquias son restos o residuos de un santo y pueden ser de tres categorías: 1) reliquias insignes o de primer grado: tomadas del cuerpo del bienaventurado. 2) reliquias notables o de segundo grado: objetos relacionados con los instrumentos de su martirio o que pertenecieron y fueron usados por el venerable en vida, pueden ser partes del cuerpo, pero no un miembro entero y 3) reliquias mínimas o de tercer grado: cualquier objeto tocado a una reliquia de primer grado o a la tumba del beatífico o alguna astilla de hueso.
La Iglesia considera como la primera actividad de veneración de una reliquia cristiana la que tuvo lugar con relación al cuerpo de Cristo, al ser rescatado de los soldados romanos, fue sepultado en un sepulcro nuevo después de aplicarle algunas especies y perfumes que cubrieron su cuerpo Este acto de reverencia estaba fuera de lo que era la costumbre para los restos de los difuntos.
La doctrina de la Iglesia, ha sido expresada por el Concilio de Trento que dice: “También los cuerpos de los santos mártires y de los demás que vivían con Cristo, que fueron miembros vivos de Cristo y santuario del Espíritu Santo, que serán resucitados en algún momento para vida eterna y glorificados, deben ser venerados por los fieles...  y rechaza, por tanto, cuando algunos opinan que no se debe prestar reverencia a las reliquias de los santos y que no sirve para nada que sean veneradas por los fieles como otros recuerdos”.
En el caso del afecto y cariño mostrado al pueblo de México por Juan Pablo II, ratificado en sus palabras, me voy, pero no voy, porque aunque me voy en tu corazón me quedo, puede atribuírsele cierta similitud con aquella frase del papa Benedicto XIV: non fecit taliter omni nationi “no hizo cosa igual con otra nación”  expresadas en 1754 al confirmar el patronato de la Virgen de Guadalupe sobre la Nueva España, así Juan Pablo, regresa y sigue en el corazón de los mexicanos.
Ahora solo nos resta darle la bienvenida, como lo hacíamos en vida y seguir disfrutando de las competencias atléticas de los Juegos Panamericanos, esperando que se rompa el récord de medallas y de hospitalidad otorgada por los habitantes de esta noble y leal ciudad de Guadalajara. jjesusvah@hotmail.comn

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