LA VIRGEN DE GUADALUPE Y LA MEXICANIDAD
José de Jesús Vázquez Hernández
Años
después de que los conquistadores habían descubierto un nuevo
continente y arrebatado a los nativos sus bienes, sus tierras sus
lugares de origen y sobre todo su paz y tranquilidad, estando en una
situación conflictiva se aparece una imagen, que viene a darle identidad
a un pueblo vejado y afligido por las consecuencias del cambio sufrido con la intromisión de una nueva cultura.
Desde hace 481 años, los días doce de diciembre de cada año, el pueblo acude gozoso libre y voluntariamente a postrarse ante la Guadalupana del Tepeyac, donde quiera que se encuentre, sin
más pretensiones que darle gracias por favores recibidos, para poner en
sus manos sus nuevos proyectos o suplicarle y pedirle por sus
necesidades, que no faltan y una vez que la visitan salen confortados por esa fe que les anima a seguir adelante en la vida.
Esta imagen misteriosa de la Virgen de Guadalupe, sentó sus reales en México desde 1531, y ha sido clave en diferentes sucesos históricos de la vida de nuestra nación, dada la cohesión que le dio al
pueblo mexicano y a una gran parte de todo el continente, donde no
falta desde entonces su imagen, misma que ha traspasado fronteras y es
venerada en todos los hogares y santuarios más reconocidos del
continente como en tierra santa y el Vaticano.
Ahora bien esta imagen y su tradición ha sido fuente de discusiones entre los que afirman y niegan sus apariciones, quienes tal vez podrían obtener un empate, pero al final, ni las declaraciones desafortunadas de monseñor Guillermo Shulember Prado (1916-2009) cuando en 1996 puso en duda la existencia de Juan diego y por supuesto las apariciones, ni los argumentos de quienes no están de acuerdo, han mermado la fe del pueblo mexicano.
El considerado padre de la patria, don Miguel Hidalgo y Costilla, cura de Dolores, Hidalgo, portó un estandarte con la Imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe al inicio de la lucha independentista, que fue como un talismán en la lucha y atrajo a más de algún admirador a pelear por esta causa.
El 12 de octubre del año pasado, el presidente de México, Felipe Calderón, al inaugurar en la Capital del país la nueva Plaza Mariana adyacente a la basílica de Guadalupe, en el festejo del “Día
de la hispanidad” o “de la raza”, como popularmente es conocido en
México, además de celebrarse las festividades marianas del Pilar y de
Aparecida, en España y Brasil respectivamente, declaró: “Para muchos mexicanos, para la mayoría de los mexicanos, Nuestra Señora de Guadalupe es un signo de identidad y de unidad”. Y añadió: “Somos Guadalupanos.
Ahora bien la mexicanidad, según los estudiosos de este tema, “no solo es la cultura o la fe, comprende
desde un concepto nacionalista hasta uno religioso y espiritual, se
podrá decir que significa una cosa distinta para cada persona”.
La
mexicanidad entendida en sentido amplio es nuestra propia historia con
sus luces y sombras, pero siempre hay un signo que nos une e identifica,
como lo es la bandera, que representa la patria, el escudo nacional,
símbolo de México, la Virgen de Guadalupe, considerada reina y madre de
todos los mexicanos, es un centro de fe y devoción que cohesiona y
unifica y todo junto representa la mexicanidad. jjesusvah@hotmail.com
Diciembre 12/2012
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