miércoles, 14 de abril de 2010

GUADALAJARA Y SU CATEDRAL




GUADALAJARA Y SU CATEDRAL
UN SÍMBOLO DE JALISCO Y DE LA MEXICANIDAD
José de Jesús Vázquez Hernández
Guadalajara otrora considerada por varios años la ciudad de las rosas, ciudad provincial, tranquila, hospitalaria, hogareña y acogedora, la que olía a tierra mojada, la más bella. Tradicionalmente se ha caracterizado con el majestuoso inmueble que es su Catedral, presume sus estilizadas torres que parecen ”alcatraces al revés”, y que con solo verlas, su imagen nos remonta a admirar y visitar a esta, ahora gran ciudad y a su Catedral, convertidas por su belleza y su folklore en un símbolo para los jaliscienses y de la mexicanidad.
Guadalajara es la capital de Jalisco y la sede de las autoridades estatales y municipales presididas actualmente por Emilio González Márquez y Aristóteles Sandoval Díaz respectivamente y la Catedral Basílica de la Asunción de María es la sede o asiento del obispo o arzobispo de la diócesis, es el templo episcopal o mayor donde imparte cátedra a sus feligreses, en el caso particular el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez.
Pocos años después de la fundación de Guadalajara se pensó en edificar un templo digno y majestuoso a la par de la gran ciudad que planeaban y por ello su construcción se remonta a 1568 en un asentamiento de terreno de 77.80 por 72,72 metros, al amparo del segundo obispo de la Nueva Galicia Fray Pedro de Ayala, quien colocó la primera piedra y fue puesta al servicio de la comunidad en 1618 aun sin terminar su decoración interior y casi un siglo después consagrada por el obispo Fray Manuel de Minbela en 1716.
Toda ella es un hermoso tesoro, desde su construcción con “criterios prebarrocos, además de renacentista y gótica” indica Héctor Antonio Martínez González en su reseña, su proyecto, como todas las catedrales del siglo XVI en México, tiene remembranzas de la arquitectura de Diego de Siloé, primer Alarife (dícese tanto del arquitecto o maestro de obras) que intervino en ella y se cree que fue Diego de Espinoza el autor del proyecto, toda vez que Martín Casillas fue contratado en 1593.
Su decorado interior y exterior, su cúpula, sus torres levantadas en etapas, reconstruidas en 1854 por los derrumbes sufridos; sus capillas y sus altares, sus imágenes, son obras majestuosas y esplendorosas, dignas de ser observadas y contempladas por los detalles que encierra cada una de ellas.
Este majestuoso edificio requieren de mantenimiento que ahora mismo está recibiendo, dañado por la vibración y contaminación que arrojan los vehículos que transitan a su alrededor, además de la polilla, aunado todo ello provocan daños a su estructura y a las bondades que encierra, al grado de que la torre norte ya perdió la verticalidad y en ella se observa una peligrosa grieta. Monseñor Arnulfo Jaime, encargado de su administración afirma, que la Catedral debe observarse no solo por su valor histórico y artístico, sino también por el significado que tiene con la fe.
Ojalá que ese encanto de antaño, perla de occidente, nunca pierda su atrayente e incluyente primor, que vuelva a ser lo que siempre ha sido a pesar de los sucesos nefastos que a veces la ensombrecen y se mantenga soberbia como ha sido siempre, un símbolo jalisciense y de la mexicanidad. jjesusvah@hotmail.com
Abril 14/2010

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