EL SÍNODO Y LA FAMILIA
José de Jesús Vázquez Hernández
Durante dos semanas del 5 al 19 de octubre estarán reunidos en el Vaticano un numeroso grupo de jerarcas de la Iglesia Católica o sea obispos representantes de los cinco continentes, además de otro grupo en representación de las Iglesias Católicas Orientales y otro de invitados especiales para conformar una asamblea de 253 participantes congregados en un sínodo extraordinario.
De las 253 personas reunidas resaltan los 114 obispos, venidos de todos los rincones de la tierra, pero no estarán solos, tendrán participantes de las Iglesias Orientales, cosa muy positiva, seguramente aportarán su propia visión que al conjuntarse con la de los demás invitados y observadores del sínodo, se obtendrán opiniones que seguramente enriquecerán los resultados.
El tema principal a tratar será “Los desafíos pastorales de la Familia en el contexto de evangelización” un tema muy actual que implica graves conflictos que afectan una institución humana de gran trascendencia y actualidad que debe analizarse de acuerdo con los signos de los tiempos, para discernir cuales son los signos de Dios, de los hombres y del mundo que nos rodea.
Nadie puede negar los embates que sufre actualmente la familia, el influjo que sufre desde la globalización y la mentalidad humana cada vez más secularizada, de tiempo atrás, se han multiplicado las diferentes formas de familia, dejando de ser la única conocida como nuclear, sin embargo no todo se ha perdido, hay esperanza de salir airosa, no sin salir lastimada.
La familia tradicionalmente se ha considerado como célula básica de la sociedad, célula vital de la sociedad, pequeña iglesia doméstica, célula primordial, en fin, cada concepto encierra una gran riqueza y gran importancia para el desarrollo de la sociedad y de la Iglesia, sin familias difícilmente funcionaría una sana convivencia.
Aunque sus decisiones o resoluciones no tendrán un carácter definitivo, tan solo serán de carácter consultivo, no obstante el hecho de observar en conjunto la problemática global que conlleva en cada región esta trascendental institución, donde se vive desde los primeros pasos la formación o deformación de las personas de acuerdo con la valuación o devaluación de los valores.
Seguramente habrá otros temas que se colarán y que son propuestos en cada reunión de este nivel, como el tema del celibato de los sacerdotes, el uso de los métodos anticonceptivos, la práctica del aborto, el orden sacerdotal en mujeres, la educación de los hijos, la homosexualidad, la adopción entre parejas del mismo sexo, la convivencia extramatrimonial, en fin los desafíos abundan.
Ante todos esos desafíos habrá seguramente alguna opinión al respecto, pues como quedó asentado solo se trata de decisiones de carácter consultivo, que vendrán a darnos luz en su momento, pero lo más seguro es que en esos temas duros no habrá grandes cambios, pues la Iglesia ha sido cautelosa y conservadora.
Por ahora solo nos queda esperar con esperanza que estas personalidades reunidas de todos los continentes aporten luces a los grandes desafíos que laceran una institución fundamental para el desarrollo de la sociedad universal que desde siempre ha asentado sus bártulos en la familia, ahora vista desde diferentes ángulos.
Octubre 8/2014
