José de Jesús Vázquez
Hernández
El presidente de México Andrés Manuel López Obrador nos
ha sorprendido primero por su hábito de madrugar y segundo, por su habilidad
para traer a la palestra desde muy temprano temas que además de interesantes
son polémicos, y que da a conocer diariamente en las ruedas de prensa matutinas
y tercero por su fortaleza y agilidad mental para tratar temas comprometedores.
Uno de esos temas que han generado polémica ha sido la
carta enviada recientemente al Papa Francisco y al Rey de España en la que con
palabras más o palabras menos, les dice que es necesario pedir perdón por las
vejaciones que los pueblos originarios de México sufrieron durante el periodo
de la conquista para comenzar una nueva etapa de reconciliación.
Reitera que hubo violaciones a lo que ahora conocemos
como Derechos Humanos e insiste después de recibir algunas opiniones al
respecto de que no se trata de una confrontación, más bien se debe empezar una
nueva etapa de hermandad y recalca que lo bueno de este asunto es que volvemos
a revisar nuestra historia, seguramente para no repetir los mismos errores.
Esto de pedir perdón y perdonar es una cualidad o mejor
dicho una virtud, el reconocer nuestros errores no es nada fácil y menos acudir
ante el ofendido a disculparnos, como manda el evangelio que debemos perdonar
no solamente una vez, sino setenta veces siete, o sea que no hay límite, porque
el rencor mata y enferma, es como un veneno que tomo yo para que el otro se
muera.
Lo que solicita López Obrador debe replicarse en todos
los ámbitos en mayor o menor grado, porque las ofensas y violaciones se
extienden hacia diferentes épocas y situaciones registras por la historia, una
de ellas puede ser solicitar a Estados Unidos que pida perdón por haberse
servido con la cuchara grande al anexarse por la causa que haya sido con una
gran parte de nuestro territorio.
Las violaciones a los derechos humanos no solamente han
sido violados por fuerzas extranjeras, sino por nosotros mismos, por los
gobiernos de mayor rango hacia los de menor jerarquía, es muy usual que el
gobierno federal viole los derechos del estatal, y el estatal al municipal, y
estos a sus delegaciones y comunidades aledañas por diferentes motivos.
Nuestra historia está plagada de hechos en los que de una
o de otra manera se han violado los derechos de terceros como acontece en la
actualidad con la inseguridad, las desapariciones forzadas, la impunidad que
promueve la corrupción, las mujeres maltratadas y de piel morena, que ahora
como ejemplo de la película Roma, muchas de ellas mejorarán, incluso por la
seguridad social.
En fin, es necesario practicar internamente lo propuesto por
nuestro presidente, de pedir perdón por las ofensas pasadas, pero hay que tener
en cuenta las presentes sin considerar los defectos ajenos, antes que los
nuestros que pueden ser mayores, hay mucho para reflexionar, su solicitud puede
tener rezón o no según el cristal con que se mire, mientras tanto hay que pedir perdón y perdonar.
Marzo 30/2019
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