José de Jesús Vázquez
Hernández
Ahora que inicia este año nuevo 2016, llueven como
granizada los buenos deseos y los mejores propósitos que aunados a los
incumplidos del año anterior se acumulan a los de cada año nuevo y que nos
impulsan a mejorar nuestra vida en lo particular, a ser mejores personas, a
mejorar en nuestro trabajo, negocio o actividad que nos ocupa, pero junto a
ellos hay algunos que los mexicanos deseamos modificar o cambiar.
Hay logros notables en este año que nos alientan, no
faltan funcionarios de organismos y entidades que colaboraron para que la
inflación se haya mantenido más o menos estable y las amas de casa cuando salen
diariamente al mercado a surtir la canasta básica para alimentar a su familia
su raquítico salario mínimo no se ve tan afectado.
Seguramente usted amable lector conoce más acciones positivas
por parte de nuestras autoridades que de una o de otra forma han beneficiado en
algunos aspectos a la ciudadanía que con tanto sacrificio cubre sus necesidades
y aporta el IVA y el pago de impuestos, servicios y multas, con la esperanza de
que su aportación se acumule a la de la generalidad y redunde en servicios para
su comunidad.
Dentro de lo positivo se puede hacer un balance colectivo
de lo que el pueblo considera debe modificarse o cambiarse, pues la mayor parte
de los ingresos se invierten en el pago de deudas generadas por
administraciones irresponsables y en sueldos y salarios de quienes reparten el
pastel, como los partidos políticos, y los diferentes niveles del poder.
Entre los propósitos de enmienda se pueden contar algunos
de los más esperados, entre ellos se espera que los funcionarios
gubernamentales que administran las dependencias y organismos públicos
descentralizados tomen en cuenta la sugerencia de don Benito Juárez de vivir en
la honrosa medianía que proporciona la retribución que la ley les haya
señalado, y no la dispensada arbitrariamente.
Otro es que se legisle para que se disminuya el número de
diputados y senadores, pues en la actualidad ya no es necesario el gran número
de representantes que más del pueblo, son del partido y de pequeños grupos de
influencia que los sostienen y solo lleguen al Congreso los que sean electos
directamente en elección popular y no los designados por los partidos.
Que la partidocracia se modere y de la misma forma que
los diputados y senadores se legisle para que no haya tanto partido, pero sobre
todo que ese alto presupuesto que se gasta en ellos se invierta en servicios
que beneficien a la comunidad y no en
mantener a quienes en teoría se dicen representantes populares, pero en la
práctica poco hacen por sus representados.
En fin, usted amable lector tiene su mejor opinión, estos
son tan solo algunos de los muchos deseos que invaden nuestra conciencia y la de
las mayorías, pero por lo pronto aprovecho para desearle al Occidental y sus
trabajadores, incluidos sus lectores y mis lectores mi agradecimiento, con la
confianza de seguir intercambiando puntos de vista y que Dios nos de salud y
paz este año que está a punto de iniciar.
Diciembre 26/2015
Comentarios
Publicar un comentario