José de Jesús
Vázquez Hernández
En este mes de septiembre, llamado mes de la patria, por las
celebraciones efectuadas para conmemorar un aniversario más (202) de la
independencia de México con actos cívicos, en los que participa el pueblo en
coordinación con las diferentes autoridades federales, estatales y municipales,
sin quedar fuera delegaciones y rancherías.
Así mismo, según lo determina el artículo 69 de la
Constitución Política de nuestro país, “A la apertura de las Sesiones
Ordinarias del primer periodo del Congreso asistirá el Presidente de la
República y presentará un informe por escrito…” lo que acontece el 1° de
septiembre de cada año.
Acto que ha evolucionado por las manifestaciones de
arrogancia, de manifestaciones, hasta de improperios de que era objeto, cuando
asistía personalmente a rendir su informe, hasta se llegó a decir que era el
día del Presidente, lo que vino a cambiar el formato de presentarlo por
escrito, como se hace actualmente (2012), aunque en los siguientes días el
Presidente suele rendir un informe de sus actividades ante algunas autoridades
e invitados.
A mediados del mes, concretamente el 15 por la noche, suele
emularse el acto del grito, que Hidalgo realizó al inicio de la insurgencia en
las afueras del templo de Dolores, Hidalgo, ante las personas reunidas en ese
momento inicial de una lucha que a la postre, según la doctora Magdalena
González Casillas (2010), originó la pérdida de 23 mil vidas.
El presidente Felipe Calderón, en la ceremonia del Grito del
año pasado, desde el balcón central del Palacio Nacional, evocó a los próceres
de la patria ante la multitud que disfrutaba de este festejo con todo y la
lluvia, que para el maestro Emmanuel Carballo (2010), el Grito de Dolores es
universal y aceptado por todos los mexicanos, casi como lo es la Virgen de
Guadalupe.
Así lo hizo el mandatario de México, mientras hacía sonar la
campana de Dolores, “Mexicanos: ¡Vivan los héroes que
nos dieron Patria!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva Josefa Ortiz de
Domínguez!, ¡Viva Allende!, ¡Vivan Aldama y Matamoros! ¡Viva la Independencia
nacional! ¡Viva México!” por tres veces.
Dentro de las festividades del mes de septiembre, es
oportuno recordar la frase que ha quedado inscrita con letras de oro en algunos
recintos oficiales, misma que se remonta a los tiempos de la lucha por
Independencia de México, cuando Vicente Guerrero Saldaña (Tixtla, Guerrero
agosto 10 de 1782 – Cuilapan, Oaxaca, 14 de febrero de 1831) era asediado y
mantenía la resistencia de la insurgencia en el sur de México.
En uno de esos momentos difíciles, el Virrey Juan Ruiz de
Apodaca (1816-1821), envió al padre de Guerrero a entrevistar a su hijo, para
que intentara convencerlo de que depusiera las armas y aceptara el indulto, sin
embargo, ni los ofrecimientos de la autoridad, ni los ruegos de su padre que se
lo pidió con lágrimas y de rodillas, lograron convencerlo.
Ante los presentes y la difícil situación, nuestro prócer
replicó: "Señores, éste es mi padre, ha
venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general
español. Yo siempre he respetado a mi padre, pero la patria es primero". jjesusvah@hotmail.com
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