lunes, 14 de marzo de 2016

PENA DE MUERTE‏ O MISERICORDIA

José de Jesús Vázquez Hernández 
A propósito del día del juzgador conmemorado esta semana, vine al caso el tema de la pena de muerte, visto como un castigo terrible que se aplica a personas condenadas por las leyes de algunos estados países, impuesta a quienes cometen crímenes de espionaje o traición a la patria o por crímenes ordinarios como asesinatos calificados cometidos en contra de autoridades.  
La aplicación de esta pena ha sido muy controvertida, hay quienes opinan a su favor, porque creen que reduce los delitos y previene que se sigan repitiendo sobre todo los homicidios y asesinatos, y los que están en contra de su aplicación argumentan que los reduce menos que la cadena perpetua, opinan que su aplicación es igual o peor que el delito. 
La Corte Suprema de Estados Unidos ha estado discutiendo la constitucionalidad de la pena de muerte. Hay gente de los dos lados. Según datos, en Julio del 2015 había un total de 2,984 personas sentenciadas a la pena capital (2,930 hombres y 54 mujeres), distribuidos así: 1,277 anglosajones, 1,236 afroamericanos, 384 hispanos, 50 asiáticos, 35 nativos y uno de origen desconocido. 
En México no existe la pena de muerte judicialmente hablando o en teoría, como suele decirse, en virtud de haber sido abolida totalmente en el 2005, aunque en la práctica, en algunos estados y países con frecuencia la aplican en contra de quienes violan ciertas normas impuestas fuera de sus estructuras legales y entre grupos de la delincuencia organizada  
Estudios recientes indican que un alto porcentaje de la población apoya su restauración, sin embargo el Papa Juan pablo II en el 2000 advocó por la abolición de la pena de muerte a nivel mundial, a la que llamó "un castigo indigno y el Papa Francisco en una de sus alocuciones del Vaticano señaló: 
"El mandamiento ‘No Matarás’ sigue teniendo validez y cubre al inocente y al culpable. Aún el criminal mantiene el derecho inviolable a la vida, un regalo de Dios.  Apelo a la consciencia de todos los gobernantes, para que logremos un consenso internacional por la abolición de la pena de muerte y propongo entre ellos, a quienes son católicos, que expresen valiente y ejemplarmente su oposición…” 
Ante el grave problema que nos aqueja, es justo reflexionar sobre su aplicación o eliminación, considerando que el único dueño de la vida es Dios, y que antes de cualquier cosa se debe actuar pensando en la verdad y la justicia que antes de ser aplicada con base en la antigua teoría de “ojo por ojo y diente por diente” debemos considerar más bien en la justicia aplicada con misericordia y el que esté libre de culpa, que arroje la primera piedra.  
Marzo 12/2016

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