LA VISITA PAPAL
CONCLUYO CON LA DESPEDIDA DEL PUEBLO, DE LA IGLESIA MEXICANA Y DE LAS
AUTORIDADES EN EL AEROPUERTO DEL BAJÍO
Este lunes 26 de marzo con minutos de
retraso despegó del Aeropuerto de Silao, Guanajuato el avión que transporta a
S.S. Benedicto XVI de tierras mexicanas rumbo a Santiago de Cuba donde
celebrará esta tarde una Magna Misa para conmemorar el 400 Aniversario de la
Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, ya que es durante la presente
década que se conmemora tal acontecimiento.
S.S. llegó a México desde el pasado
viernes 23 de marzo por la tarde y desde entonces vivió intensa jornada de
actos populares y mediáticos que incluyó varios encuentros emotivos y muy
sensibles para los fieles que tuvieron la oportunidad de estar cerca de él. Se
desbordó en amables encuentros con los más desprotegidos y con el Episcopado ya
mexicano, ya latinoamericano y su visita, que no trajo el cariz político ni el
tono de los candentes temas de iglesia de estos momentos, que directamente él no tocó, pero que no dudo que hayan venido en
su Agenda dado que sus colaboradores cercanos tuvieron reuniones paralelas con
autoridades federales y clave de los distintos temas.
Igualmente emotiva fue su visita a
Guanajuato donde le entregaron las llaves de la ciudad y se dirigió luego al
encuentro especial con personalidades políticas particularmente con el
Presidente de México en la Casa del Conde Rul, su recorrido por las estrechas
calles de Guanajuato a bordo del Papamóvil y cada uno de los momentos públicos
que S.S. compartió con el pueblo católico del Bajío y de toda la nación que
acudió a su encuentro. Nota especial deben tener los jóvenes de México que
colaboraron de una forma activa y eficaz, pues sin esta ayuda, la visita no
hubiera resultado tan exitosa como el recuento final nos reporta. Al término de
este encuentro con las Autoridades, S.S. les habló a los niños desde el balcón
de la Casa del Conde Rul y frente a una enorme multitud reunida en la Plaza de
la Paz.
Lo más relevante de la Jornada Papal
fue la gran Celebración Eucarística con más de 640 mil fieles en el Parque
Bicentenario, en la base del Cerro del Cubilete, la elevación más alta del
Bajío. Después se dirigió al Colegio Miraflores donde estuvo alojado durante su
estancia en México para más tarde visitar la Catedral de León, allí presidió el
rezo de Vísperas, al final de lo cual y
ya por la noche, el propio Pontífice activó un control remoto para inaugurar la
iluminación moderna y espectacular del
Monumento a Cristo Rey en El Cubilete, acto emocionante que fue visto por el
mundo con espectacularidad durante
varios minutos de fuegos pirotécnicos que iluminaron la noche del Bajío.
Enseguida el Obispo de León, don José Guadalupe Martín Rábago, anfitrión del Papa, ofreció una cena para
todos los Obispos de México y Latinoamérica que estuvieron presentes mientras
que el Papa se retiró al Colegio Miraflores, que fue su hogar durante su
permanencia en México pero de allí salió a dar un breve discurso fuera de
programa en lengua italiana que su secretario tradujo puntualmente para el
numeroso grupo de personas allí presentes en correspondencia de las atenciones
que las personas tenían para S.S.
Bajo las sentidas notas del Cielito
Lindo y de Las Golondrinas se despidió el Papa en el Aeropuerto de Silao del
pueblo y las autoridades mexicanas y la despedida emotiva de todos los jerarcas
del Episcopado, en su discurso de despedida, alentó el Papa al pueblo para que
no caiga en la desesperanza y a no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario