martes, 9 de julio de 2019

TEMA DE ESTUDIO EL HOMBRE QUE CAMBIÓ UNA COMUNIDAD

Sr. Cura Jesús Hernández

José de Jesús Vázquez Hernández 
Digo el hombre, porque tenía que ser muy hombre, un sacerdote forjado en el yunque a martillazos, si bien, no fue guerrillero, ni castrense, si fue afectado por los efectos del acecho de la llamada guerra cristera, tiempo en que se persiguió todo aquello que olía a Iglesia, a religión, a templos, a sacerdotes, a conventos, a seminarios y a colegios con ideología cristiana.
Ese hombre fue el señor cura Dr. José de Jesús Hernández Núñez (1906-1958) originario de Unión de tula, doctorado en cánones en Roma, quien como decía no fue guerrillero como lo fueron algunos sacerdotes que se fajaron la pistola y el rifle, como lo hicieron algunos de ellos como José Reyes Vega y Aristeo Pedroza José Gabriel González, Enrique Morfín Carranza, José Espinoza, Clemente García, Miguel Guizar Morfín, Jesús Angulo entre otros sacerdotes que participaron activamente en el movimiento cristero.
Una vez que el Señor Cura tomó posesión de la parroquia de San Ignacio Cerro Gordo en 1943, percibió y analizó los problemas que afectaban a la comunidad, estudió sus debilidades y fortalezas, sus amenazas y oportunidades y con base en este análisis consideró que una de sus mayores debilidades era la adicción al alcoholismo, la cual combatió a toda costa y no con pocos problemas hasta desterrar por completo la venta de bebidas espirituosas en el lugar.  
Como bien lo narra Chuy Rios en su novela, en cambio vio en la niñez una fortaleza, al considerar que una comunidad que tiene buena niñez y buena juventud, tiene asegurado un futuro promisorio, tiene o tendrá un óptimo futuro asegurado, en cambio una comunidad que carece de buena niñez y buena juventud, va a la ruina; pues los viejos ya somos lo que somos; en la edad adulta ya no hay muchos cambios, muchas modificaciones, ya no somos tan moldeables como son los niños.
Eso lo impulsó a enfocar una de sus principales acciones en la educación de la niñez con el criterio de “ámalos, edúcalos y déjalos volar” en este campo tan fértil trabajó incansablemente, incluso fundó una escuela para niños y otra para niñas, conocida primero como la Escuela del Señor Cura, después la bautizó con el nombre del Papa Pío XII, “Eugenio Pacelli”.
Las amenazas persistían, no era solamente el alcoholismo la causa de todo, había que educar a la gente integralmente, en cuerpo y alma, y las oportunidades eran llevar a cabo acciones que fortalecieran todos los campos del ser humano, desde su divertimiento, como la promoción del deporte en la niñez y la juventud, iniciando con el apoyo al béisbol y el fútbol, facilitándoles los medios, como entrenadores y instrumentos para practicarlo, dejando de lado aquellos rústicos instrumentos moldeados por los mismo ejercitantes, logrando muy buenos resultados.
No todos los jóvenes podían ser deportistas, había un gran potencial para la práctica de las bellas artes, había damas y caballeros quienes se interesaron por la cultura, el teatro, desde luego con mensajes positivos, la poesía, la literatura, por la música, dando como resultado la conjunción del exitoso mariachi conocido como “Águilas Negras”, fundado por don Jesús Mercado en 1948; además de un trío comandado por Jesús Rios (Chuy el Cantor), además de sus coros.   
Ya desde entonces la gente de San Ignacio comenzó a cambiar con comunidades cristianas sólidas, un pueblo sin cantinas, sin centros de prostitución, se terminaron casi por completo los actos delincuenciales, con equipos de deportistas muy competitivos, con su colegio que daba cabida a niños y niñas, gracias a la oración y al trabajo del señor cura Hernández, apoyado por los padres de familia.
Julio 6/2019

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