jueves, 13 de noviembre de 2014

CRISIS GENERACIONAL


José de Jesús Vázquez Hernández  
Ante la situación que priva actualmente en el país, me viene a la mente un comentario de un profesor de jóvenes preparatorianos, quien después de motivar a sus alumnos a prepararse mejor, les preguntó qué deseaban ser en el futuro y sin mucho esperar, varios de ellos contestaron, ante su sorpresa, narcos o políticos, profe.  
Tratando de contrarrestar el impacto, con la supuesta creencia de que se trataba de una broma y considerando en que eso no era posible, insistieron al argumentar que era la única forma de vivir bien esta vida, con dinero, con buenos carros, con chavas lindas, que al fin y al cabo la vida era corta y no se iban a llevar nada.  
Sin duda que se trata de una falacia, pero sustentada en una realidad que ahora estamos viviendo, la crisis generacional e institucional que nos invade, es un reflejo de una forma tradicional de vivir con un sistema de normas flexibles que constituyen instituciones endémicas que hacen como que hacen y se acomodan a las circunstancias que más les convienen. 
Al respecto, viene a colación la anécdota de la empleada de una dependencia municipal, que le debía el favor a una lideresa sindical muy influyente en tiempo pasado y como a la empleada le parecía que le pagaban muy poco, como suele suceder, si se trata de niveles bajos, se fue a quejar con su madrina, y esta le respondió, ellos hacen como que te pagan y tu haz como que trabajas.  
Si analizamos estos conceptos, esta es una forma de conducirnos, una ficción, un engaño, que ha invadido las estructuras de la sociedad, si le movemos en todos lados encontramos situaciones anómalas en la aplicación de la ley, producto del viejo estilo de algunos gobernantes de robar y dejar robar, de dejar hacer mientras no “me metas en problemas”. 
Ahora que padecemos una crisis de valores, de falta de transparencia, de incredulidad en nuestras instituciones, de escenas dantescas donde no se encuentran los culpables, ni las víctimas desaparecidas a pesar de ser por docenas, qué se puede esperar de hechos calificados como aislados y a veces hasta normales conforme a la cantidad de habitantes donde se realizan.  
Es fácil opinar, sugerir soluciones para ser aplicadas a otros, como dice el axioma, hágase la voluntad de Dios, pero en los bueyes de mi compadre, algo frecuente acontece al imponer cargas pesadas a otros y yo no las cumplo, se debe comenzar a predicar con el ejemplo y con la palabra, ya sea desde la base de la pirámide hacia arriba o de la punta hacia abajo.  
Si queremos romper esta crisis generacional, para que los jóvenes tengan mejores perspectivas y una esperanza de bienestar, sin tener que recurrir a las redes de la delincuencia que cobra con frecuencia con la vida cualquier error, la sociedad, las autoridades de todos los niveles, las instituciones, las personas individualmente debemos encender una vela antes de maldecir la oscuridad.  
La consigna debe ser romper con la crisis generacional, con el caldo de cultivo en el que nos encontramos ahora, en el que se rompe violentamente con sistemas establecidos, considerando que no es la mejor forma, es prudente revolucionar, pero con ideas que conduzcan a una lucha incruenta, en la que todos nos involucremos en el tema de estudio de la solución y no en el problema.  
Noviembre 12/2014 

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