viernes, 18 de julio de 2014

MIGUEL ÁNGEL DE QUEVEDO Y EL ÁRBOL

José de Jesús Vázquez Hernández  
Miguel Ángel de Quevedo, (1862-1946) fue un jalisciense que dedicó gran parte de su vida al estudio de los bosques y a promover su reforestación por la importancia y beneficios que recibimos de ellos al recargar las fuentes de agua, cada vez más escasa, liberan el oxigeno y capturan el dióxido de carbono, lo que motivó a este personaje a trabajar por el buen uso de los recursos naturales.  
Cada año, ya sea el 11 o el segundo jueves de julio se celebra en México el día del árbol, con la finalidad de concientizar a la gente sobre la necesidad de proteger las superficies arboladas o la plantación de árboles en lugares donde han sido talados o en nuevas superficies para frenar los efectos del cambio climático cada vez más extremoso.  
Esta celebración del día del árbol, se conmemora en diversas fechas en diferentes países, pero en México se debe un decreto promulgado en 1959 por el entonces presidente de México Adolfo López Mateos, quien motivado por las acciones de las Sociedades Forestales en gran parte inspiradas en las acciones de Don Miguel Ángel.  
Este personaje, considerado benemérito nacional, por haber dedicado su existencia a la reforestación del país, hizo estudios profesionales en universidades de Europa, y en México fue un gran constructor en ingeniería hidráulica efectuando obras importantes en el Puerto de Veracruz en tierras arenosas.  
De igual forma construyó casas, templos, edificios en varias ciudades y otras muchas construcciones que le han valido un reconocimiento a su extensa labor, fundador de la Escuela de Ingeniería Forestal Mexicana en una zona cercana a la ciudad de México, pero solo quería que se le reconociera como “simple mexicano, amante de su patria”.  
Además de impulsor de las acciones forestales, se destacó por sus grandes construcciones al organizar la Compañía de Fuerza Hidroeléctrica de San Ildefonso para proveer de electricidad a la ciudad de México y para eso construyó por primera vez canales en las montañas para formar caídas de agua, evitando la tala de bosques para alimentar las calderas.  
Son innumerables las obras realizadas por este ilustre jalisciense, cuya obra merece rescatarse por sus grandes aportaciones a favor de la humanidad, y en pro de los bosques de México, a quien por su dedicación a su preservación, se le distinguió como “El apóstol del árbol” a iniciativa de uno de los diarios más influyentes de México.  
Así pues cada vez que se conmemore el día del árbol en México y escuchemos tan meritoria designación de apóstol del árbol, recordemos la memoria de nuestro paisano Miguel Ángel, pero sobre todo difundamos su labor entre los jóvenes para que sea tomada en cuenta por su trascendencia, y mientras tanto conservemos y plantemos no uno, sino varios árboles.    
El himno nicaragüense atribuido a Salomón Ibarra Mayorga, comienza con los siguientes versos: Gloria al árbol que es dicha del hombre/ Gloria al árbol que es fuente de amor,... " 
Julio 16/2014 

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