José de Jesús Vázquez Hernández
Hace veintisiete años que un sismo de 8.1 grados sacudió la ciudad de México el 19 de septiembre de 1985, afectando además
la zona sur y centro occidente del país, que junto con las
repercusiones causaron graves daños a vidas y propiedades de un gran número de mexicanos, al causar la muerte de entre 6 y 7 mil personas, pero según datos posteriores, se cree que fueron al menos 10 mil personas, muchas de ellas fueron depositadas en el estadio de béisbol del Seguro social para su identificación.
Después de esa trágica experiencia conviene hacer un breve recordatorio de los acontecimientos y experiencias obtenidas del fenómeno sismológico con
una duración aproximada de poco más de dos minutos, cuyo epicentro se
localizó en el Océano Pacífico, frente a las costas de Michoacán,
Guerrero y Jalisco, en las proximidades del puerto de Lázaro Cárdenas a
las 7.17 minutos del día indicado.
Para ese entonces el presidente
Miguel de la Madrid, en principio rechazó la ayuda internacional,
confiando en la propia capacidad del pueblo de México, pero al ver la magnitud del desastre, permitió la entrada del auxilio internacional que complementó la fuerza de rescate, que tanto se necesitaba.
En cuanto a los daños materiales, que fueron inmensos por el
gran número de edificios tanto públicos como privados que se
derrumbaron, conforme a levantamiento de daños se cuentan al menos unos
30 mil caídos y los que sufrieron daño en su estructura algo más del
doble de los derrumbados.
Algunos de los edificios más emblemáticos afectados, lo fueron entre otros, el Hospital General de México, el
Hospital Juárez, el Centro Médico Nacional, Televicentro, (hoy Televisa
Chapultepec); los hoteles Regis, (actualmente, Plaza de la
Solidaridad); D!Carlo y Del Prado, ubicados por la Alameda Central, además de un gran número de fábricas con todo y sus obreros.
Entre todas esas amargas experiencias, se tiene una que fue admirable, el rescate con vida de los niños recién nacidos, dos niñas y un niño, del Hospital Juárez, rescatados de entre los escombros siete días después del suceso, a quienes se les identificó como los niños “Milagro” del Hospital Juárez.
Otra
buena obra, lo fue sin duda, el rescate con vida de entre los escombros
de aproximadamente 4 mil personas de uno a diez días después del
suceso, siendo la agrupación “Brigada de Rescate, Topos Tlaltelolco” una de las más activas y que con posterioridad ha seguido colaborando en otros percances internacionales.
A la par ha significado la lección de mejorar la calidad de la construcción de las estructuras de los edificios, pensando en estos fenómenos originados por la naturaleza, tratando de cimentarlos sobre bases resistentes.
Desde ese momento fue admirable la colaboración y solidaridad de la población en su conjunto, quienes participaban en acciones de apoyo a la sociedad y a sus hermanos afectados, un hermoso ejemplo de solidaridad y fraternidad.
Ante tales circunstancias, otra lección viene a ser, como dice mi amigo Juan, que estemos preparados, para
llegado el momento final inesperado, nos hayamos liberado de las cosas
que nos estorban y tengamos empacadas las cosas esenciales. jjesusvah@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario