jueves, 10 de junio de 2010

POLITI COMENTARIOS

El Gobierno de Roberto de la Madrid; Hasta hoy, el mejor de todos.
Felipe Daniel Ruanova Zárate. ruanova@fdrz.com.mx 100320 (Lo puede distribuir a quien guste)

Entiéndase como Gobierno, lo que en realidad éste debe de ser. Así, en términos de eficiencia, de calidad y de cantidad, el Gobierno de Roberto de la Madrid Romandía, fue el que más beneficios tangibles le dejó a los bajacalifornianos: Fue, tal Gobierno, el que más obras de infraestructura urbana construyó; fue el que más apoyos le proveyó al campo; fue el que más promovió a la industria y a la maquiladora; fue el que más protegió al turismo; fue el que más inculcó al deporte; fue el que más recursos le dio a la Universidad; fue el que más espacios educativos construyó (Milton, por hacer una comparación, prometió construir una aula por día, y al final de su gestión había construido 1.5 aulas/día; Roberto acumuló un total de 2.5 aulas/día).

Igual, en términos ‘no tangibles’, la gestión gubernamental de Roberto de la Madrid, fue la más pacífica y en la que se vivió con mayor armonía y tranquilidad. Fue necio hasta el cansancio, en no permitir que el Narco invadiera Baja California. En San Luis Río Colorado, Sonora, lo deben de maldecir todavía, porque hasta ahí llegaron los mercaderes de la droga. En Baja California sólo se tuvo un secuestro en los seis años que duró el Gobierno de Roberto; a Nacho Fimbres lo secuestraron, pero afortunadamente fue liberado sano y salvo. Me tocó en varias ocasiones oír que le gritaba por teléfono al Procurador General de la República, para pedirle que corriera a todos los policías de la Judicial Federal, cuando se enteraba de que “se arreglaban” con los narcotraficantes, en un contrabando a los EEUU. Fue implacable con quienes se atrevían a vender droga en las ciudades en el Estado. Detestaba a quienes usaban la droga. Más a quienes lucraban con ella.

No hubo colonia popular en el Estado, en la que no hubiera visitado, que no haya recibido sustancial apoyo de su Gobierno; que si la electrificación; que si el servicio de agua y de drenaje sanitario; que si la cancha deportiva; que si las áreas verdes; vamos, hasta lotes para su iglesia les obsequiaba. Estoy seguro que no ha habido otro Gobierno, en el que se hayan repartido gratuitamente, tantos y tantos lotes (con “pies de casa” se le llamaba) a las miles de familias que llegaban de todos los confines del país. Nunca se construyó tanta vivienda popular (per cápita) como las que se edificaron en el sexenio de Roberto de la Madrid.

Atendía a todos por igual. El mismo trato les daba a los empresarios, que a la gente humilde. En todos los casos tomaba el teléfono y les resolvía sus asuntos de forma muy ejecutiva. Siempre quedaba atento de que sus instrucciones se obedecieran. Y siempre llevaba cuenta de que no le fueran a reclamar algo, por culpa de un subalterno, que “se le había olvidado”, o que por negligente, no acató sus órdenes. Si bien, nunca corrió, que me acuerde, a alguien, con las regañadas que le daba a sus colaboradores, éstos se “le enderezaban”.

Su sentido del deber, estaba muy por encima de la crítica de los Medios. Le era mucho más importante que las cosas se hicieran, y que se hicieran bien y pronto, que lo que los periódicos le criticaran. Quizás en esta dinámica, es que ayer, que se murió, los Medios más se preocuparon por conseguir la inserción de esquelas, que en analizar justamente el Gobierno de De la Madrid. Hubo el caso deleznable como el de Frontera, en el que lo critican con vulgaridad y con harta cobardía: Roberto siempre se reía de lo que decían de él. En cierta medida, creo que hasta fomentaba tales críticas con ufanarse de su sobrero grasiento y dichos estrafalarios.

Fue más que condescendiente con los PANdilleros: A su compadre Salvador Rosas Magallón lo libró de un incidente en el que le encontraron un montonal de droga en su propiedad, donde se supo, “…que sólo se la estaba guardando a un narcotraficante, cliente suyo como abogado que fue…” (SIC). Logró que sacaran de la cárcel a Héctor Terán, cuando estuvo preso (en Nogales, Son.) por contrabandear carbón de mezquite para los restaurantes gringos. Fue el primer priísta que compró autos para el Gobierno, al Yuyín Elorduy. Hoy que ya partió, se iniciará el juicio de su trayectoria política, más acorde a la verdad y a su tiempo. Así sea. Doy fe.

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