sábado, 13 de febrero de 2010

LA REVOLUCIÓN MEXICANA LA MAS FILMADA





-Los orígenes del cine en México

LA REVOLUCIÓN MEXICANA, LA MÁS FILMADA EN TODA LA HISTORIA

* El director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), Armando
Casas, ofreció una charla sobre el cine en la época de la revolución.

* El cinematógrafo ejerció fascinación entre los caudillos revolucionarios y casi todos
ellos se hicieron acompañar por camarógrafos que filmaron sus acciones.

Tijuana, B.C.- Con la premier en esta ciudad de Los trashumantes, nominado al Ariel en la categoría de mejor corto de ficción, el director del Centro de Estudios Cinematográficos (CUEC), Armando Casas, rubricó su conferencia ofrecida este viernes en el Centro Cultural Tijuana, donde habló sobre el cine en la época de la Revolución Mexicana.

Casas se presentó en el CECUT como parte del programa de festejos por el bicentenario de la Independencia nacional y el centenario de la Revolución Mexicana.

Apoyado en abundante material fílmico, el director del CUEC trazó una visión panorámica de los orígenes y el desarrollo de la cinematografía en México, que ilustró con la proyección de los primeros materiales filmados en el país, a comienzos del siglo XX y que han sido restaurados por la Filmoteca de la UNAM.

El Centro Universitario de Estudios Cinematográficos también pertenece a la UNAM; fundado en 1993, es la escuela de cine más antigua de América Latina y la más importante del país; Armando Casas dirige el CUEC desde 2004.

Casas explicó que en México, el cine y la revolución son prácticamente contemporáneos y esa circunstancia determinó que no exista otra revolución más documentada en filmaciones que la mexicana; más incluso que la revolución bolchevique, que ocurrió pocos años después. Y ése es el tema también del corto Los trashumantes, dirigido por Federico Cecchetti: la presencia del cine en la revolución.

El cortometraje se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Morelia en 2009 y Armando Casas lo presentó en Tijuana para rematar su conferencia en el Centro Cultural.

Durante su charla, Casas dijo que el invento de los hermanos Lumiere llegó temprano a México, donde en pocos años se hizo muy popular y se convirtió en el espectáculo predilecto de Porfirio Díaz y la clase en el poder; no es casual que él que sea uno de los personajes más frecuentes en las tomas o “vistas”, como se decía entonces, de los años iniciales del cine mexicano.

Entre los materiales proyectados por Casas para ilustrar su plática figuraron las secuencias filmadas de los festejos del primer centenario de la Independencia, en donde aparece Díaz en varias ceremonias oficiales, entre ellas, la inauguración de la columna a la Independencia, coronada por el ángel. Don Porfirio, quien jamás ocultó su predilección por los desfiles y las paradas militares, es uno de los personajes más filmados en ese entonces.
El tipo de cine que se desarrolló en esos años iniciales fue uno de registro documental, lo que coincidió, además, con la ideología prevaleciente en la época que ensalzaba la ciencia y el progreso, por lo que se veía en el cine un medio extraordinario para mostrar la imagen de un país en plena modernización, señaló Casas.
Por razones similares, en 1910, al estallar la revolución, el cine también ejerció fascinación entre varios de los jefes, que vieron en el invento de los Lumiere una forma de documentar sus acciones, lo que hizo que casi todos los caudillos se hicieran acompañar por camarógrafos. Los hermanos Alva siguieron a Madero, mientras que Jesús H. Abitia acompañó a los ejércitos de Álvaro Obregón y Venustiano Carranza.
Pancho Villa llegó incluso a firmar un contrato con la productora Mutual para filmar sus hazañas, relató el director del CUEC, y era tal la importancia que concedía al cine que decidía los horarios de sus batallas tomando en consideración la luz para que pudieran ser filmadas. Este hecho verídico lo recrea con realismo y humor el corto Los trashumantes, titulado así en alusión a los personajes que iban de pueblo en pueblo proyectando las películas de entonces y filmando, a su vez, nuevos materiales.
El director de la cinta Un mundo raro, el cortometraje Para vestir santos y de la serie de televisión Oficio Monero, sobre caricaturistas mexicanos, explicó que no fue sino hasta la segunda mitad de la década de 1910, cuando se empezaron a hacer en México lo que se llamó en ese entonces “cine de argumento” y que hoy se conoce como películas de ficción. Es decir, se comenzó a ir más allá del registro documental e incorporar recursos provenientes del arte teatral para hacer un producto distinto.

Como ejemplo de las primeras películas de ficción hechas en México, Casas proyectó fragmentos de Santa, de 1918, El automóvil gris, de 1919, que se convirtió en la película más importante del cine silente mexicano, y Memorias de un mexicano, de Salvador Toscano, quien desde 1897 había comenzado a filmar escenas de la vida cotidiana de la época y registró a personajes como Díaz, Madero, Zapata, Villa, Carranza, Obregón y Calles. Toscano es uno de los grandes pioneros del cine mexicano, sostuvo Casas al término de su charla en el CECUT.

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