viernes, 9 de octubre de 2009

MEMORIAS DE UN ESPECTADOR


EN SU LIBRO, JOSÉ M. TASENDE RINDE HOMENAJE A JOHN FORD

** Más que una biografía del célebre director de La diligencia, el autor ofrece un minucioso análisis de la filosofía que subyace en sus películas.

Tijuana, B.C.- John Ford representa la invención de un lenguaje nuevo en el cine y su obra establece las reglas a las que debe sujetarse la narración visual, de allí que haya un antes y un después de Ford en la historia de la cinematografía mundial, aseguró José M. Tasende durante la presentación de su libro Acción. Memorias de un espectador, celebrada el jueves pasado en el vestíbulo de El Cubo del Centro Cultural Tijuana.

Ante un público receptivo que siguió con atención las palabras del autor y las de los presentadores de su libro, Pedro Ochoa Palacio y Carlos Fabián Sarabia, con la intervención de Fran Ilich Morales como moderador, el conocido galerista de arte de La Jolla confesó que John Ford es su gran mentor no tanto en materia de cine, sino de la vida.

En ello coincidieron los comentaristas de su texto, quienes señalaron, cada uno por su lado, que “si el cine es la universidad de Tasende, Ford es su mentor, Cabrera Infante el maestro entrañable y Acción, su tesis doctoral”, sostuvo Ochoa, en tanto que Sarabia apuntó que el autor rinde en su libro un tributo doble: “a su héroe del siglo XX, John Ford, y a su mentor, el brillante cronista de cine Guillermo Cabrera Infante”.

Pedro Ochoa, agregado cultural del Consulado de México en San Diego, afirmó también que en su libro Tasende considera al cine como el medio que sintetiza, presenta y reproduce los más altos valores culturales del siglo XX; el cine, citó a Cabrera Infante, es el gran narrador del siglo XX, más que la novela.

Tasende presenta a Ford no sólo como el gran director de cine que fue, sino como “forjador de la identidad cultural norteamericano”, añadió el comentarista.

De acuerdo con Ochoa, el órgano que ha definido la vida de Tasende es el ojo, que en él es un nervio severo y exigente. En efecto, dijo, “es la vista su sentido más desarrollado y perspicaz. Por el ojo es capaz de reconocer imágenes, su material indispensable para construir realidades y sueños. Por el ojo le es posible entender y adivinar los movimientos de la velocísima pelota vasca del frontón (que él practicó en su juventud y que lo trajo por primera vez a Tijuana); por el ojo también ha logrado tener una envidiable selección de obras de arte en sus prestigiadas galerías”.

Según lo demuestra su libro, Tasende enfocó su ojo también en el cine, pero la crítica que hace de cada escena trasciende lo puramente cinematográfico y se convierte en un acucioso análisis estético con múltiples referencias al arte, la filosofía, la literatura e incluso el análisis político.

En su libro, precisó, Tasende no se detiene solamente en las películas de Ford, de las cuales analiza en forma minuciosa 22 de sus realizaciones más destacadas, sino ve al cine como “una ventana panorámica de alcances infinitos”; de hecho, dijo, el cine de Ford lo considera “como medio para penetrar la realidad, de asirse a ella y abarcar el mundo”.

En suma, dijo Ochoa Palacio, Acción. Memorias de un espectador proporciona “un penetrante ensayo literario documentado y profundo, lleno de referencias culturales”.

Carlos Fabián Sarabia planteó, a su vez, que las reflexiones que ofrece Tasende en su texto están al margen de un pretendido punto de vista académico y aun de la crítica cinematográfica, y definió su libro como “un homenaje de un cinéfilo entrenado a uno de los autores fundamentales en la historia del cine mundial”.

Más que teórico, el acercamiento de Tasende a lo más selecto de la filmografía de John Ford se da en forma emocional y casi reverencial, y brinda de manera generosa una documentada cátedra de la historia del cine en todas sus vertientes.

En el autor subyace la convicción profunda de que “el cine es otra forma de ver el mundo y las posibilidades de éste en relación con las otras manifestaciones artísticas”, dijo Sarabia al indicar que el libro está presente “el nexo orgánico e indisoluble entre cine y literatura”.

En la sesión de preguntas, el autor de Acción. Memorias de un espectador confirmó su afinidad con las convicciones desplegadas por Ford en sus películas; después de él, aseguró, el cine ya no pudo estar poblado por buenos y malos, sino que aparece el hombre con todas sus contradicciones.

Insistió que se trata de uno de los grandes directores cinematográficos, con quien comparte su férrea creencia en el individualismo, por lo que jamás estuvo atado a las ideologías colectivistas en boga durante la primera mitad del siglo XX.

No es gratuito que grandes directores de cine se refieran a Ford como la figura que ejerció gran influencia en su trabajo, según admitieron personajes de la estatura del propio Orson Welles, a quien Ford le arrebató en 1941 el Oscar que sin duda le correspondía por El ciudadano Kane, con su cinta Qué verde era mi valle, e incluso realizadores como Elia Kazan, el japonés Akiro Kurosawa y Steven Spielberg, relató Tasende.
John Ford representa la invención de un lenguaje nuevo en el cine y su obra establece las reglas a las que debe sujetarse la narración visual, de allí que haya un antes y un después de Ford en la historia de la cinematografía mundial, aseguró José M. Tasende durante la presentación de su libro Acción. Memorias de un espectador, celebrada el jueves pasado en el vestíbulo de El Cubo del Centro Cultural Tijuana.

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