domingo, 18 de octubre de 2009

LA PALABRA DEL DOMINGO (COMENTARIO)

El Hijo del Hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos
La Palabra de Dios nos planteaba el Domingo pasado que las riquezas hacen difícil el seguimiento de Cristo. Hoy la Palabra de Dios nos dice que ocurre lo mismo con el afán de poder. Quien desea el poder tiene el peligro del endiosamiento, de la idolatría, de crear servidumbres y generar opresión.
La sociedad está ordenada en razón del éxito y de la competencia. Es necesario abrirse camino, triunfar, y para muchos no importa los medios que se emplean para conseguirlo. Es la gran tentación. Vives en una sociedad que te enseña a aparentar lo que no eres, a lucir lo que no puedes, a querer situarte siempre por encima de los demás, a valorar a los demás por lo que tienen y no por lo que son, a despreciar a los pobres y pequeños... Es una de las consecuencias lógicas de esta sociedad materialista y hedonista. Desde este planteamiento no puede salir otra cosa. Vivir así es vivir desde la mentira, vivir de espaldas a Dios.
La Palabra de Dios hoy te propone la humildad, la actitud de servicio, el dar la vida, como actitudes esenciales para poder ser amigo de Dios.
La humildad es la condición de posibilidad de la fe: sólo los humildes descubren a Dios, porque se sienten necesitados de Él y lo buscan, y, como lo buscan con sinceridad, lo encuentran. Por eso, el Señor se resiste a los soberbios y se manifiesta a los humildes.
Además, el que vive desde la humildad, está lleno de Dios y le sobran todas las vanidades y grandezas humanas, que, vistas desde la fe, muchas veces más bien son obstáculos para seguir con autenticidad a Jesucristo.
Por ello, la Palabra de Dios te invita a huir de toda la hipocresía social, de querer ocupar los primeros puestos en la sociedad o en la Iglesia, de querer quedar bien con todos, de querer aparentar, de querer estar entre los poderosos, de querer tener "prestigio social". Todo ello es fruto del orgullo y la soberbia, y Dios te quiere pequeño, humilde, servicial, entregado... Porque Dios te quiere feliz.
Se trata de ver las cosas desde Dios y no desde los hombres. Para Dios son al revés que para nosotros. Los que muchas veces ocupan los primeros puestos delante de los hombres, ocupan los últimos ante Dios. Y los que muchas veces son marginados y rechazados por los hombres (pobres, enfermos, ancianos, niños no nacidos...) ocupan el primer puesto delante de Dios.
El humilde es la tierra buena en la que la semilla de la Palabra de Dios puede arraigar y dar mucho fruto. ¿Cómo está tu corazón? ¿Cuáles son tus deseos, tus ambiciones?
“Buscáis a Cristo glorificado; volveos a él crucificado. Queréis reinar y ser glorificados junto al trono de Cristo; aprended antes a decir: ¡Lejos de mí el gloriarme, a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo! (Gál 6,14). Ésta es la doctrina cristiana, el precepto y la recomendación de la humildad: no gloriarse a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues no tiene nada de grande gloriarse en la sabiduría de Cristo, pero sí el hacerlo en la cruz. Donde encuentra el impío motivo para insultar, allí ha de encontrar el piadoso su gloria. Sea idéntico lo que provoca el insulto del soberbio y la gloria del cristiano. No te avergüences de la cruz de Cristo; para eso recibiste su señal en la frente (cf. San Agustín, Sermón 160,5). ¿Cómo estás de humildad? Revisa tu vida y plantéate tomar en serio el ser humilde. ¡Vale la pena! TOMADO DE http://www.redjoven.org/home/palabra.htm

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