miércoles, 26 de agosto de 2009

LOS AÑOS PASAN

TEMA DE ESTUDIO


LOS AÑOS PASAN, PERO ALGO DEJAN

José de Jesús Vázquez Hernández

En este mes de agosto suele recordarse y celebrarse a los viejos, ancianos, abuelos, longevos, añosos, adultos mayores y una gran cantidad se sinónimos con los que se hace referencia, tanto bien como mal, de las personas que ya superaron la problemática de los años que pasan, pero dejan sus huellas.

Como todos los días del año que tienen un motivo que recordar, como el día de la madre, del maestro, este es independientemente de la mercadotecnia, muy importante por todo lo que significa el tener una persona mayor en cada hogar y convivir con ella a pesar de sus carencias físicas, pero disfrutar de su experiencia y sabiduría que dan los años, es un gran placer.

Los ancianos de alguna manera han perdido parte de aquel prestigio que tenían en la antigüedad y que esas culturas les otorgaban por el hecho de serlo, sin embargo al paso de los años actuales, las nuevas formas de vida, la competitividad, la superpoblación, la globalización en su conjunto con la falta de respeto por ese sector, muchas veces propiciado por los mismos ahora viejos, han afectado de una o de otra manera a los adultos mayores.

Emma Godoy, una mujer comprometida con la cultura y con el estudio, en sus conferencias y amenas charlas, con frecuencia hacía alusión a esta etapa de la vida, tratando de que cada persona próxima a vivirla, por cesantía, edad avanzada o invalidez, pensionada o jubilada, la programara y preparara con tiempo, para que llegado el momento, viviera con dignidad.

Encierra mucho la palabra dignidad, pues como decía un amigo, el hecho de estar insertado en este estado de vejez, no te da la dignidad, hay varios ancianos que en su vida productiva fueron unos canallas y ahora de ancianos son unos dignos viejitos, claro nada en este mundo es puro y absoluto, todo tiene una interrelación entre bueno y malo, digno e indigno etcétera.

Quienes se dedican al estudio de estos problemas nos indican que actualmente abruma a nosotros los viejitos, así se oye mejor, la soledad, que afecta en un grado importante también a los sacerdotes, pues aunque vivan rodeados de personas, no tienen como el casado una compañera a quien contarle sus cuitas, lo mismo se puede pensar que sucede con quienes pierden a su pareja o a su familia.

Otra plaga que nos afecta, es el aburrimiento y la discapacidad, tal vez por no tener un proyecto de vida útil, para sí mismo, para su familia o su comunidad, ya que una gran cantidad de estas personas posee un enorme caudal de conocimientos y aptitudes que puede compartir, como lo hicieron en su momento la madre Teresa de Calcuta y Juan Pablo II, a quienes los años no los amedrentaron para llevar a cabo sus pesadas tareas.

Actualmente el Instituto Nacional de las personas adultas mayores INAPAN, contempla una serie de prestaciones a las que se puede tener derecho, pero creo que la mayoría de ellos recibe una mísera pensión o jubilación que debe ser estudiada y analizada por estas autoridades jóvenes que velan por su bienestar, para que un día sea digna y las huellas que dejan los años, sean más llevaderas y se aplique con benignidad el dicho de “como te ves me vi y como me ves te verás”, para quienes pronto formarán parte de este maduro sector. jjesusvah@hotmail.com

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